El cuerpo es, para la chica, su palabra, su discurso y también el camino a través del cual transita su deseo y el de los otros.
Un cuerpo erotizado a partir del nacimiento y cuyas manifestaciones en la adolescencia son importantes para llegar al espacio de los otros.
Desde esta perspectiva adecuar su cuerpo al modelo vigente en el medio: talla, formas, medidas, ritmo y cadencia de los movimientos destinados a capturar la mirada del otro.
Aunque ya comenzó en la niñez, en la adolescencia la sensualidad ocupa un lugar primordial en la vida de las chicas.
Hasta se podría afirmar que representa para la adolescente como el gran indicador del ingreso en este nuevo período.
Para las jóvenes, la construcción de una forma personal de sensualidad constituye una tarea básica puesto que es la forma a través de la cual ellas disfrutan de su sexualidad, al tiempo que se aseguran de que son o no son aceptadas en el mundo de los otros.
Lo sensual es llamada e invitación.
El vestido, el maquillaje, el tono de voz, las posturas se sensualizan en mayor o menor grado no como una pura estrategia de presencia sino como una forma privilegiada de expresión de la feminidad.
La orientación sexual del adolescente inicialmente, al margen de las prácticas, puede dirigirse hacia la persona del sexo opuesto, del mismo sexo o hacia actividades sexuales peculiares. La relación sexual, en el ser humano, no se limita a un comportamiento encaminado a la reproducción, sino que pone en juego un profundo intercambio de deseos individuales.
Al analizar la sexualidad en los jóvenes durante la adolescencia hay que referirse, casi siempre, a prácticas más que tendencias.
Su verdadera definición sexual puede discurrir por causas muy distintas a determinadas conductas específicas que de forma ocasional pueden aparecer.
Nada está consolidado en ellos, y nada es aún definitivo, sin embargo, aún no se conoce defensa contra la insinuación, el arte de sembrar ideas en la mente de los demás soltando alusiones escurridizas que echen raíces días después, hasta hacerles parecer a ellos que son ideas propias.
La insinuación es el medio supremo para influir en la gente.
Crea un sublenguaje -afirmaciones atrevidas seguidas por retractaciones y disculpas, comentarios ambiguos, charla banal combinada con miradas tentadoras-.
En la seducción, como aconsejaba la seductora cortesana francesa Ninón de L´Enclos, No sólo las palabras insinúan; presta atención a miradas y gestos.
La técnica favorita de Madame Récamier era la de incesantes palabras banales y una mirada tentadora. El flujo de la conversación impedía a los hombres pensar mucho en esas miradas ocasionales, pero se obsesionaban con ellas.
Lord Byron tenía su famosa "mirada de soslayo": mientras se hablaba de un tema anodino, inclinaba la cabeza, pero de pronto una joven (su objetivo) lo sorprendía mirándola, inclinada aún la cabeza. Era una mirada que parecía peligrosa, desafiante, pero también ambigua; muchas mujeres cayeron atrapadas por ella.
El rostro habla un idioma propio.
Acostumbramos a tratar de interpretar el rostro de las personas, el cual suele ser un mejor indicador de sus sentimientos que lo que ellas dicen.
Como la gente siempre interpreta tus miradas, úsalas para transmitir las señales insinuantes de tu elección. Por último, la causa de que la insinuación dé tan buenos resultados no es sólo que evita la resistencia natural de la gente.
También, que es el lenguaje del placer.
Hay muy poco misterio en el mundo; demasiadas personas dicen exactamente lo que sienten o quieren. Ansiamos algo enigmático, algo que alimente nuestras fantasías.
Dada la falta de sugerencia y ambigüedad en la vida diaria, quien las usa repentinamente parece poseer algo tentador y lleno de presagios.
Este es una especie de juego incitante: ¿qué trama esa persona? ¿Qué se propone?
Indirectas, sugerencias e insinuaciones crean una atmósfera seductora, que indica que la víctima no participa ya de las rutinas de la vida diaria, sino que ha entrado a otra esfera, el amor por la otra persona.
Que tu blanco lo perciba en tu actitud.
Tu silencio tendrá más poder de insinuación que tu voz.